Hoy ha sido un día muy triste. Muy triste y muy duro. Quizás el más duro desde que hace 18 años empecé en esta profesión que me apasiona y que tantas alegrías me ha dado.
Pero hoy no, hoy ha sido un día en el que hemos tenido que luchar contra nuestros miedos, nuestros fantasmas y nuestro dolor. Un día en el que toda la comunidad educativa de Los Prados ha demostrado una vez más su gran corazón y profesionalidad y en el que hemos puesto todo nuestro empeño en ayudar a esos niños y niñas que se han quedado sin su amiga Claudia.
Ha sido un día tan distinto, el primero sin tí, que nos ha dejado rotos de dolor, llenos de dudas, rabia, impotencia y resignación.
Se nos ha ido un ángel, una persona especial que irradiaba una felicidad, una fuerza, un coraje y una constancia dignas de admirar. Y yo, tu maestro, no podía dejar la oportunidad de despedirme de ti con unas palabras que me salen del corazón. Es lo menos que puedo hacer. Te lo debo.
He tenido la suerte de ser durante unos años tu maestro, tu amigo y tu consejero, pero a la vez he aprendido mucho de tí. Cada día. Con tu fuerza, tu alegría, tu valentía, tu madurez, tu bondad, tu coraje o tu gran corazón nos has demostrado los verdaderos valores del ser humano.
Nos dejas un dolor tan profundo, un vacío tan grande, que no sabremos como llenarlo pero también nos dejas tu risa, tu felicidad, tu vitalidad y los grandes momentos que hemos compartidos que es lo que debemos recordar.
Dicen que uno nunca muere si no te olvidan y nosotros nunca te olvidaremos Claudia, estarás siempre en nuestros corazones y en nuestro pensamiento. Sé que vas a estar ahí arriba viéndonos, ayudándonos y protegiéndonos. En el cielo infinito, allí donde casi no alcanza la vista, hay una nueva estrella brillando y siempre que miremos hacia arriba, allí veremos tu luz brillar con fuerza.
Buen viaje alumna Claudia, amiga Claudia.
Descansa en Paz.